La diputada Ana Lilia Herrera Anzaldo (PRI) exhortó a las autoridades de los tres órdenes de gobierno a implementar el Protocolo Nacional de Coordinación Interinstitucional para la Protección de Niñas, Niños y Adolescentes Víctimas de Violencia, a fin de garantizarles una vida en condiciones dignas.
En un comunicado, afirmó que eliminar cualquier tipo de violencia contra los infantes es “una responsabilidad que todos compartimos”.
Expuso que dicho documento permite constituir un procedimiento general para la atención inmediata de un caso de violencia y protección de niñas, niños y adolescentes, considerando la restitución de los derechos por las autoridades correspondientes.
La también presidenta de la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia subrayó que, para terminar con esta terrible realidad, hay que contar con una planificación que fortalezca los procesos y mecanismos a través de los cuales se proteja a dicha población.
Destacó que es clave la interinstitucionalidad planteada en el Protocolo, la cual permitirá cooperar a las diferentes instituciones involucradas en el procedimiento y dirección de las denuncias de casos de violencia infantil.
La legisladora dijo que no se debe olvidar que la Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres observó que dentro de la forma en cómo se concibe la disciplina en México, se identificó que los castigos físicos severos son padecidos sin distinción en edades tempranas.
Además, se ha detectado que, de cada diez agresiones en materia de violencia sexual, ocho son realizadas por parientes o personas cercanas.
En el caso de las adolescentes, de 15 a 18 años, 26.1 por ciento manifestaron haber sufrido violencia durante la niñez y dijeron que nunca se lo habían contado a nadie; de ellas, 20.4 por ciento padeció agresiones físicas; 10.5 por ciento, violencia emocional; y 5.5 por ciento, violencia sexual.
Anzaldo Herrera recalcó que estos datos deben ser tomados con seriedad porque se ha señalado que las y los niños objeto de abusos y violencias, tienen dificultades de aprendizaje y desempeño escolar, así como bajos niveles de autoestima, depresión y estrés.
En consecuencia, agregó, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de tener problemas conductuales, físicos y mentales.