CDMX a 11 de marzo, 2024.- La política energética de México se ha convertido en un campo de batalla retórico entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la candidata presidencial Xóchitl Gálvez. La controversia se encendió tras las propuestas de cerrar refinerías en Tula y Cadereyta, un plan que AMLO ha rechazado vehementemente, afirmando que la operación de dichas instalaciones continuará.
El cruce de declaraciones comenzó cuando Xóchitl Gálvez sugirió, durante un panel en Monterrey, que de llegar a la presidencia, cerraría las refinerías «Héctor Lara» y «Francisco I Madero» para abordar los problemas de contaminación asociados. La respuesta del presidente no se hizo esperar: con ironía, señaló la improcedencia de la propuesta, enfatizando que la de Tampico no existe y que el alcalde de Cadereyta se opone a cualquier cierre.
La tensión escaló cuando Gálvez acusó al presidente de no ser transparente respecto a los contaminantes emitidos por las refinerías y el impacto en la salud pública. A través de Político MX y sus redes sociales, la candidata del PAN-PRI-PRD confrontó directamente a AMLO, exigiendo que se publiquen las cifras financieras de Pemex y los datos de calidad del aire, en un claro desafío a la narrativa oficial.
El desacuerdo subraya un tema de gran relevancia nacional: el equilibrio entre la soberanía energética y la sostenibilidad ambiental. Mientras López Obrador invoca el legado de Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos en defensa de la industria petrolera, Gálvez insiste en que el bienestar ambiental y la salud de los ciudadanos no deben ser sacrificados por intereses económicos a corto plazo.
La discusión se desarrolla en un contexto donde México se enfrenta a desafíos energéticos complejos, desde la eficiencia de la producción hasta la adopción de energías renovables. La decisión sobre las refinerías no sólo determinará la dirección de la política energética del país, sino que también será un indicador clave del compromiso de México con las prácticas sostenibles.