El recién electo Papa León XIV, originario de Chicago y con raíces peruanas, recibió este domingo la bienvenida oficial al Vaticano como el nuevo líder de los más de 1,400 millones de católicos en el mundo. En medio de una plaza de San Pedro abarrotada por más de 200,000 personas, fue investido como el papa número 267 de la Iglesia católica en una ceremonia al aire libre que congregó a líderes políticos, religiosos y fieles de todos los continentes.
Entre las delegaciones asistentes estuvo la de México, encabezada por la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, en representación del gobierno de Claudia Sheinbaum. Durante la recepción oficial a las delegaciones, el nuevo pontífice saludó con cordialidad a la presidenta electa y al pueblo mexicano.
En una carta oficial entregada en el Vaticano, el Gobierno de México extendió una invitación formal a León XIV para visitar el país. La misiva destacó el compromiso del nuevo papa con las personas migrantes y su cercanía con las comunidades indígenas, dos temas que resuenan profundamente en la agenda social mexicana.
“El gobierno mexicano reconoce con entusiasmo la sensibilidad del papa León XIV hacia los sectores vulnerables. Su experiencia como misionero en Perú y su comprensión de América Latina nos inspira a fortalecer lazos de fraternidad”, se expresó en el comunicado.
El nuevo pontífice, cuyo nombre secular es Robert Prevost, fue una figura relativamente desconocida en la alta jerarquía eclesiástica mundial hasta hace poco. Apenas fue nombrado cardenal hace dos años, pero su perfil humilde, su labor pastoral y su enfoque reconciliador lo posicionaron como una figura de consenso dentro del cónclave, que concluyó en tiempo récord tras solo 24 horas de deliberación.
León XIV sucede al papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril tras doce años de pontificado marcados por profundas reformas internas, acercamiento a los marginados y polémicas con sectores conservadores. A diferencia de su predecesor, León XIV hizo un guiño a esos sectores durante su primer sermón, asegurando que no gobernará como “un autócrata” y que buscará la unidad sin olvidar el legado de justicia social de Francisco.
México, país con una de las poblaciones católicas más grandes del mundo, podría convertirse en uno de los primeros destinos internacionales del pontífice. De concretarse, la visita reforzaría el papel del país como actor clave en el ámbito religioso y diplomático latinoamericano.
Desde la Santa Sede hasta Palacio Nacional, todo apunta a una nueva etapa en la relación entre México y el Vaticano. ¿Se acerca una visita papal? Todo parece indicar que sí.