Por Juan Pablo Ojeda
En medio de la confusión que provocó un reporte sobre la supuesta participación de agentes estadounidenses en el desmantelamiento de narcolaboratorios en Sinaloa, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo salió a poner los puntos sobre las íes: “Ninguna agencia de Estados Unidos opera en México”, aseguró desde su conferencia matutina en Palacio Nacional.
La aclaración no fue al aire, fue con pruebas en mano. La mandataria mostró una carta de la Embajada de Estados Unidos enviada al periodista Ciro Gómez Leyva, en la que se precisa que no hubo participación de personal estadounidense en operaciones en territorio mexicano. “Sí hay coordinación, pero no intervención”, subrayó.
Todo comenzó cuando algunos medios publicaron que ICE (la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de EE.UU.) había participado directamente en el desmantelamiento de tres narcolaboratorios en Sinaloa. Sin embargo, Sheinbaum desmintió la versión y explicó que fue la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la República (FGR) la que encabezó el operativo, con apoyo de la Defensa y Marina mexicanas. Eso sí, la AIC está certificada por ICE y HSI (Homeland Security Investigations), algo que, según Sheinbaum, viene desde antes del sexenio de AMLO.
La presidenta también quiso dejar claro que la relación con Estados Unidos en temas de seguridad sigue siendo de cooperación, pero respetando la soberanía. «Nosotros damos información para que haya operativos del otro lado», dijo al referirse a una reciente incautación de armas y drogas en Arizona.
Y ahí soltó un dato relevante: “Por primera vez Estados Unidos tiene como prioridad incautar armas que van rumbo a México”. Un giro importante si se toma en cuenta el oscuro recuerdo del operativo “Rápido y Furioso”, cuando en el pasado —como dijo— “metieron armas a México con la idea de atrapar a narcos después… cosa que nunca pasó”.
En otro frente diplomático, Sheinbaum adelantó que este lunes 19 de mayo recibirá en Palacio Nacional al nuevo embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson, quien llega a tomar el relevo de Ken Salazar, figura clave durante el gobierno de Biden, pero también protagonista de más de un roce con el gobierno mexicano. Johnson entregará sus cartas credenciales junto con otros representantes diplomáticos.
Con esto, el nuevo capítulo de la relación México–Estados Unidos comienza cargado de símbolos: aclaraciones, cooperación con límites claros y la llegada de una nueva cara al canal diplomático. Un mensaje que, sin duda, busca marcar distancia de fantasmas del pasado… pero con la puerta abierta al diálogo.