Leer: el antídoto cerebral contra el estrés y la era de la distracción digital

En un mundo donde el promedio de atención humana (8 segundos) es menor que el de un pez dorado, la lectura emerge como un bálsamo neurológico. Según el Dr. Antonio Donaire, neurólogo del Hospital CIMA Sanitas Barcelona, sumergirse en un libro no solo reduce el estrés sino que literalmente reconfigura el cerebro: fortalece conexiones neuronales, mejora la plasticidad cerebral y actúa como escudo contra el deterioro cognitivo. Un estudio de la Universidad de Sussex lo respalda: leer durante apenas seis minutos disminuye los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en un 68%, superando a actividades como escuchar música o caminar.

La lectura es el equivalente cognitivo al ejercicio físico. Al descifrar palabras, el cerebro activa simultáneamente regiones vinculadas al lenguaje, la memoria y la imaginación, creando nuevas sinapsis. «Es un entrenamiento mental que previene el envejecimiento cerebral», explica Donaire. Este efecto es especialmente crucial en la era digital: mientras las redes sociales fragmentan la atención en microporciones, la lectura sostenida —como la requerida por una novela— fortalece la «memoria de trabajo», esa capacidad para retener y procesar información que está en peligro de extinción.

La psicóloga Silvia Mérida destaca otro beneficio clave: la lectura como terapia de desintoxicación digital. «Al enfocarnos en una narrativa, el cerebro entra en un estado similar a la meditación, alejándose del bombardeo de estímulos fragmentados». Esto no es metafórico: las imágenes por resonancia magnética muestran que durante la lectura se reduce la actividad en la corteza prefrontal, asociada a la toma de decisiones y el estrés, dando paso a ondas cerebrales relajantes.

Contrario al estereotipo de jóvenes esclavizados a las pantallas, datos del Ministerio de Cultura español revelan que el 86% de los niños de 10 a 14 años son lectores frecuentes. La cifra se mantiene alta (76%) en adolescentes de 15 a 18 años. «Es una tendencia alentadora», celebra Mérida, «pues la lectura en etapas temprana moldea cerebros más resilientes emocionalmente». Los expertos lo atribuyen a dos factores: programas escolares que fomentan la lectura y el auge de formatos como el booktok (comunidades literarias en TikTok).

Receta neurológica: cómo leer «con sentido»

Los especialistas sugieren:

  • Consistencia > Cantidad: 20 minutos diarios son más efectivos que maratones esporádicos.

  • Ficción para empatía: Las novelas potencian la comprensión emocional al «ponernos en la piel de otros».

  • Papel vs digital: Los libros físicos generan menor fatiga visual y mayor retención (estudios lo confirman).

En un planeta hiperconectado pero emocionalmente aislado, la lectura se revela como un acto revolucionario: mientras algoritmos buscan secuestrar nuestra atención, los libros nos devuelven el control sobre nuestras mentes. Como resume Donaire: «Leer no es evasión, es reconquista del cerebro».

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