Demasiadas orugas en tu jardín: cómo controlar su presencia sin dañar la naturaleza

Encontrarte con orugas en el jardín puede ser desconcertante, sobre todo cuando comienzan a devorar hojas, flores o cultivos con rapidez. Sin embargo, estos insectos no son simplemente plagas molestas: cumplen funciones esenciales en la naturaleza. Son fuente de alimento para muchas aves, algunas especies polinizan plantas y, si todo sale bien, muchas de ellas se transformarán en mariposas. Entonces, ¿cómo actuar cuando su número crece demasiado sin romper el equilibrio natural?

Lo primero es observar con atención tus plantas. Una presencia moderada de orugas no suele ser un problema. Pero si detectas hojas cubiertas con telarañas o varios capullos agrupados, podrías estar frente a una plaga más invasiva, como la de las polillas armiño. Estas orugas, amarillas con manchas negras, pueden envolver ramas enteras en estructuras que parecen redes de araña, y consumir rápidamente el follaje.

En casos así, una intervención manual puede ser suficiente si la invasión no es masiva. Puedes retirarlas con guantes, ya que la mayoría no representa un peligro directo. También es útil rociar una mezcla natural de agua y aceite de colza, que ayuda tanto contra orugas como contra pulgones.

Orugas y mariposas. La oruga voraz que se convierte en un eficaz insecto  polinizador.

Otra medida efectiva y ecológica es fomentar la diversidad de plantas. Tener distintos tipos de vegetación dificulta que una sola especie de insecto invada todo el jardín. Las orugas tienen preferencias: por ejemplo, las procesionarias se sienten atraídas por los pinos y robles. Evitar plantar estos árboles (si aún no lo has hecho) puede ayudar a reducir su presencia. Si ya los tienes, no hace falta talarlos, pero estar atentos a los primeros signos de infestación.

Si el problema persiste, puedes recurrir a un tratamiento biológico a base de Bacillus thuringiensis, un microorganismo que ataca solo a las orugas sin dañar otras especies ni el suelo. Es una solución recomendable cuando las alternativas naturales no son suficientes.

Por último, atraer aves es una estrategia poderosa. Muchas especies, como los herrerillos, se alimentan de orugas. Puedes ayudar a aumentar su presencia instalando cajas nido y dejando algunos setos densos o secos sin podar en primavera, época clave para su reproducción. Cuanto más favorable sea tu jardín para los pájaros, mayor será el control natural sobre las orugas.

En lugar de verlas como enemigas, es mejor considerar a las orugas como parte de un ecosistema más amplio. Con un poco de vigilancia y acciones equilibradas, es posible proteger tus plantas sin eliminar a estos pequeños actores de la biodiversidad.

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