Por Bruno Cortés
En un momento de profundo dolor, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, enfrentó con entereza una de las pruebas más difíciles desde que asumió el cargo: la pérdida violenta de dos de sus colaboradores más cercanos, Ximena y Pepe. Ante medios de comunicación, funcionarios y ciudadanía, la mandataria expresó su consternación con voz serena, pero cargada de emociones que atravesaban el recinto como ráfagas de duelo compartido.
“Me siento muy triste por la pérdida de Ximena, de Pepe, con quienes por muchos años compartimos anhelos y luchas por transformar primero Iztapalapa y ahora la Ciudad de México”, afirmó Brugada, en un mensaje donde el dolor personal se entrelazó con el deber institucional. El salón se silenció cuando describió a Jimena como una mujer incansable, buena y luminosa, y a Pepe como uno de los seres más inteligentes y responsables que ha conocido desde su juventud.
La escena fue solemne. Los rostros de sus colaboradores reflejaban un respeto profundo y un compromiso renovado. El minuto de silencio, solicitado por la propia jefa de Gobierno, fue más que un gesto simbólico: fue una declaración de unidad en tiempos adversos, una promesa colectiva de no permitir que el miedo imponga sus reglas.
Desde el primer momento, subrayó Brugada, tanto la Secretaría de Seguridad Ciudadana como la Fiscalía General de Justicia iniciaron las investigaciones correspondientes, con el objetivo de esclarecer los hechos con el mismo rigor con el que operan todos los días. “Investigar, esclarecer y garantizar que no haya impunidad es nuestro compromiso”, recalcó, reafirmando que ningún crimen quedará sin respuesta.
El acompañamiento de la presidenta Claudia Sheinbaum fue otro de los ejes del mensaje. Brugada agradeció públicamente a la mandataria federal y a su gabinete por brindar respaldo desde el inicio de la crisis, lo que subraya la relevancia que el caso ha adquirido en el ámbito nacional. La reacción coordinada entre niveles de gobierno es, hasta ahora, uno de los aspectos más valorados por los ciudadanos que han seguido de cerca el caso.

No menos significativo fue el respaldo de diputados, alcaldes y funcionarios capitalinos, quienes, en un gesto inusual de transversalidad política, han cerrado filas en torno a la jefa de Gobierno. Este momento de unidad, marcado por el dolor, ha permitido que la tragedia se transforme en una oportunidad para consolidar el compromiso con una ciudad más segura, justa y cohesionada.
“Este gobierno continuará con su lucha implacable contra la inseguridad y con el compromiso de seguir trabajando intensamente para continuar con la transformación de esta gran ciudad”, sentenció Brugada, dejando en claro que la pérdida, aunque dolorosa, no doblegará el proyecto de gobierno que representa.

La ciudadanía, por su parte, ha respondido con muestras masivas de solidaridad. Redes sociales, veladoras en sitios públicos y múltiples pronunciamientos desde organizaciones civiles han reflejado el impacto de este crimen en la vida política y emocional de la capital del país. Clara Brugada, visiblemente afectada pero firme, ha convertido su duelo en una plataforma de acción pública, exigiendo justicia con una voz que no se quiebra, sino que se levanta en nombre de quienes ya no están.
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